En la época medieval un gran castillo se alza en la tierra y con él un gran reinado, todo indica que la prosperidad y la buena vida del pueblo será por fin una realidad, pues las cosechas y todo lo que hacían en el pueblo prospero durante 10 años seguidos.
Los habitantes del pueblo siempre creyeron que sus cultivos y su rey continuarían apoyando la tierra la cual les dio poder y grandeza frente a otras naciones, unos años después de las grandes cosechas y el movimiento mercante de la ciudad el pueblo cayó en una gran escasez.
La única solución que encontraron los habitantes fue realizar viajes a otras naciones en esto una chica solitaria que huía de la escasez en su pueblo, al llegar a un valle lleno de mercaderes con gran comercio, pero con un desprecio por los viajeros, la ahuyentaron de este lugar. más adelante cubierta por la suciedad y enloquecida por el hambre, encontró árboles frutales en el camino y pudo calmar su hambre.
Ella quería que su pueblo fuera prospero de nuevo y volver a su hogar y mantener la paz que alguna vez sintió en su interior, pensando en esto y dirigiéndose nuevamente a su pueblo con algunas frutas para las personas que se encontraban en la vejez y no podían dejar el pueblo, encontró una moneda de plata en el camino, con un fuerte deseo de satisfacer su hambre y arreglar un poco su situación, decidió que el sueño de ver a su pueblo levantarse otra vez sería su meta, con esto en su mente y con el fuego en su corazón se dirigió a el valle del cual la habían expulsado, y ya que llevaba dinero suficiente para comprar semillas de trigo y verduras gasto su moneda de plata y volvió a su pueblo.
Memes después de esperar y aguantar la situación su trigo y verduras empezaron a generar ventas por parte de los viajeros que compraban su harina y se deleitaban probando las diferentes sopas que, hacia la joven con sus vegetales, personas empezaron a animarse y volvieron a cultivar y el pueblo no necesito de un rey ni de un castillo para volver a su tranquilidad y recobrar la paz de su gente.
La chica nunca esperó a que solucionaran su problema porque a veces incomodarse por los demás da más paz a tu interior.
En un lugar muy lejano de la ciudad se encontraba una familia conformada por tres, el padre y sus dos hijos. Era un sitio donde la naturaleza abundaba igual que la calma en los alrededores, era un sitio muy cómodo para vivir, había de todo, los cultivos eran prósperos y el ganado también lo era, no había nada que faltara. Por las noches el hijo menor se quejaba de su vida, no le gustaba vivir ahí, quería ir a la ciudad a conocer gente y a disfrutar todas las cosas que habían allí. Se sentía desconsolado y abatido cada vez que escuchaba a uno de sus amigos cercanos hablar de lo bien que se la pasaba al ir a la ciudad, conocía a muchas chicas y hacia cosas que en aquel lugar no había donde. El hermano mayor le encantaba cumplir sus obligaciones todos los días, se sentía satisfecho con todo lo que tenía, no había algo más que pedir, se sentía dichoso. Se levantaba cada mañana para apreciar el alba que desde su ventana se veía bellísimo, la mezcla de tonalidades azules, naranjas...
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