Al amanecer una punzada
de dolor en su cabeza hizo que no quisiera levantarse, sentía un malestar que
venía en lo profundo de su ser. Vomito cuantas veces pudo, estaba pálido y
decaído. Toma agua y luego bajo a recepción donde lo ubicaron para ir al
restaurante, comió y estaba más aliviado. Eso no iba a detener su experiencia.
Camino unas cuadras hasta
encontrar un lugar donde un letrero grande decía BAR, le pareció interesante y
entro sin dudarlo. Probo diferentes tipos de bebidas y sentía como la
adrenalina corría por su cuerpo de probar cosas que antes no podía. Unas chicas
lo vieron y se acercaron a él con tono seductor. Lo convencieron de ir con
ellas, las siguió a unos escasos centímetros; entraron a una habitación donde
había unos hombres tatuados fumando y bebiendo.
No tenía el
discernimiento de lo que estaba pasando ahí, era malo; solo les siguió la
corriente a las chicas que se sentaron junto a cada hombre y una a su lado. Una
de las chicas le susurro al hombre a su lado algo entre risas, este sonrió
ampliamente y saco de su bolsillo un sobre que contenía un polvo blanco, lo
sacudió en la mesa frente suyo, agarro una tarjeta para hacer una línea, luego
tomo uno de los billetes que estaban en todas partes y lo enrollo en forma de
tubo. Miro a Jadash con una mirada sombría, le ofreció el billete enrollado y
le explico lo que tenía que hacer.
Jadash dudoso tomo el
billete y se arrodillo frente a la mesa con la línea de polvo blanco, hizo lo
que le dijo el hombre, aspiro y luego tosió un poco, se sentía extraña aquella
sensación. La mujer a su lado lo empezó a acariciar sin cuidado, este solo
sentía ganas de probar más. Otro hombre saco unas pastillas y se las dio a cada
uno. Todos se las pusieron en la punta de la lengua y empezaron a saborear.
Jadash sentía que todo a su alrededor se movía, sentía una alegría muy intensa.
Durante todo el día
estuvo así, pagando para que le dieran cada vez más, era algo extraordinario.
Cuando ya era el momento de irse porque iban a cerrar el local, se levantó con
alegría y fue al establecimiento donde se había quedado la noche anterior.
Cuando iba a pagar por la noche su bolsa de tela estaba vacía, no tenía nada,
solo mugre y polvo.
Se desesperó y busco por
todos sus bolsillos, a ver si encontraba algo, fue nula la búsqueda. Se sentó
al lado de una farola, abrazándose a sí mismo, el viento gélido lo golpeaba
suavemente.
Al día siguiente ya no
sabía a donde ir, estaba desubicado, sentía bastante sed y su estómago se
encontraba vacío. Camino por las calles a ver si encontraba algo para comer,
sentía como su estómago se retorcía y su cabeza con ganas de explotar. Con
desespero abrió una bolsa de basura en la esquina de una acera, encontró comida
en no tan mal estado y comió.
Cuando volvió a caer el
anochecer se sentó en una banca de un parque donde la luz de las farolas era la
única compañía que tenía. Empezó a llorar deseando comer la comida de su padre
y estar junto a su hermano. Se arrodillo como hacia su padre por las mañanas y
con lágrimas en los ojos levanto su voz “Señor, ¡oye mi oración! ¡Escucha mi
ruego! No te alejes de mí en el tiempo de mi angustia. Inclínate para escuchar
y no tardes en responderme cuando te llamo. Pues mis días desaparecen como
humo, y los huesos me arden como carbones al rojo vivo.”
Sus piernas flaqueaban, aunque
estuviese arrodillado, sus manos temblaban sin cesar, su corazón latía a millón
y sus lágrimas resbalaban sin parar por sus sucias mejillas. Continúo orando
“Soy como un búho pequeño en un lugar remoto y desolado. Me acuesto y sigo
despierto, como un pájaro solitario en el tejado” Sentía como si las
farolas se hubiesen apagado, pero seguía con los ojos cerrados tratando de
calmar la tristeza de su corazón.
“Me alimento de cenizas;
las lágrimas corren por mis mejillas y se mezclan con mi bebida” Termino
diciendo. se enjugo las lágrimas con el dorso de su mano. Escucho una voz
fortísima por medio del viento que elevaba sus cabellos “No llores más, porque
te recompensare”
Cuando abrió los ojos
pensando que alguien estaba a su lado, se sobresaltó al no encontrar a nadie y
las farolas volvieron a encenderse. Al fondo del parque un señor con un gabán
gris se acercó, le tendió la mano para que Jadash se levantara y lo guio hasta
su auto. Jadash no sabía si confiar, pero algo en su corazón le decía que estaba
todo bien, que no iba a pasar nada malo.
Avanzaron por las calles
solitarias, sin hablar, solo escuchando el sonido del motor y el del aire
acondicionado. Se adentraron a la zona rural, donde él vivía, se extrañó de
como el señor sabía. Lo miro por el retrovisor con una ligera sonrisa que luego
se esfumo como las olas al golpear en la costa.
Se detuvo el vehículo
frente a la valla de su vivienda. Le agradeció y este hombre desconocido
únicamente asintió esperando a que saliera para perderse en la oscuridad de la
noche.
Jadash entra corriendo a
la casa donde su padre estaba mirando por la ventana con las arrugas más
remarcadas por la angustia. Al escuchar los pasos apurados, gira sobre sus
talones y ve a su hijo menor sucio, pero sin importarle sale corriendo a
abrazarlo. Jadash se arrodilla y le pide numerosas veces disculpas. Eliel lo
perdona y lo abraza, le prepara una ducha caliente y un plato de comida.
Su hijo al terminar de
bañarse y comer va donde su padre y le pregunta “¿Por qué me perdonaste padre?
Si fui un mal hijo, peque padre” su padre sonríe y le toma las manos “Eres mi
hijo Jadash, aunque hayas pecado yo te seguiré amando. Pero luego de todo lo
que hiciste caíste en cuenta hijo mío. Jadash significa nuevo, por eso ahora
eres nuevo en cristo Jesús” le da un beso en la coronilla.
Jadash llora, pero de
alegría esta vez. Cuando amanece Bejor se enfurece con su padre por perdonar a
su hermano después de todo lo que hizo a lo que Eliel responde sabiamente
“Todos cometemos errores Bejor y también aprendemos de ellos”.
Comieron un banquete que
había preparado su padre, hablando y riendo. Jadash está agradecido por todo lo
que tiene y no hay nada que discutir ante ello.
FIN
3 Salmo 102: 9
4 Jeremías 31:16
Por: Paula Garcia
Por: Paula Garcia
Comentarios
Publicar un comentario